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Soy Juan Carlos Vázquez

Te invito a conocer mis trabajos, mi formación y mis aficiones, como la literatura, las maratones, el mar y la navegación, de las que por cierto he aprendido algunas cosas que me han resultado muy útiles en mi vida.

Mira, yo he sido una persona afortunada. He tenido la gran suerte de tener acceso a una formación universitaria de calidad y disfrutar de buenos trabajos en los que he ido creciendo con mayores responsabilidades y también con mayores ingresos; sin embargo, esto no me ha servido para tener una economía saneada. Cuanto más ganaba, más necesidades me creaba y más gastaba, con lo que estaba encerrado en un círculo vicioso que solo generaba estrés y ansiedad y no me llevaba a ningún sitio. Era como esos pobres hámsters que corren y corren en una noria dentro de su jaula, pero por mucho que corran nunca conseguirán avanzar.

¿Te suena, verdad? Claro, este es un problema que afecta al 85% de la población de los países más ricos del mundo, así que no hay nada de lo que avergonzarse. Sin embargo, es tan absurdamente fácil salir de la rueda, que estoy convencido de que esto no se le enseña a todo el mundo desde el colegio, porque a los grandes poderes económicos y políticos no les interesa que seamos libres. Quieren que dependamos de ellos, que necesitemos seguir corriendo en la rueda como los ratoncitos en la jaula para pagar la hipoteca, la cuota de las tarjetas de crédito, un coche nuevo que no necesitamos, lo que sea con tal de tenernos bien agarrados por ahí.

Yo me he propuesto ayudar a toda la gente que sea posible a salir de la rueda, a tomar el control de tu economía, y por lo tanto de tu vida, para que el dinero deje de quitarte el sueño y puedas preocuparte de lo que realmente importa. Que seas libre, en definitiva.

Haz las paces con el dinero para poder preocuparte de lo que realmente importa

La gran pasión de mi vida, además de la Literatura, es el mar y la navegación, sobre todo la navegación a vela. La posibilidad de cruzar el mundo sin necesitar nada más que el viento, agua y comida, te da una sensación de libertad difícil de comprender si no la experimentas en primera persona.

Eso sí, la navegación requiere saber que a veces es necesario cambiar de rumbo y estar dispuesto a afrontar temporales y a tomar decisiones; hay veces que es mejor capearlos de frente y esperar a que pasen y otras la mejor opción pasa por correr con el temporal a lomos de las olas.

Verte a ti mismo a bordo de un pequeño velero en medio de una mar embravecida y zarandeado por el viento te enseña a darle una importancia relativa a los reveses que inevitablemente te va dando la vida.

Uno de mis mayores logros personales

Uno de mis mayores logros personales ha sido el de completar tres maratones. Una carrera de 42 kilómetros y 195 metros es un reto que requiere una gran preparación física, pero sobre todo mental; es lo que yo llamo la mentalidad de corredor de fondo, algo que intento aplicar a todos los aspectos de mi vida, y que consiste en concentrarte en el camino, y no en lo lejos que está la meta. Correr 42 kilómetros pensando a cada paso en lo que aún te falta para llegar  puede ser un martirio. El secreto para correr una maratón, además de la preparación previa, radica en ir marcándote metas intermedias, pequeños objetivos como el de llegar al final de una avenida o alcanzar al corredor que tienes delante. Así disfrutarás de la carrera y casi sin pensarlo te verás entrando en la meta. 

«El secreto para correr una maratón, además de la preparación previa, radica en ir marcándote metas intermedias.»

Desde hace años colaboro con Médicos sin Fronteras a través de una cuota mensual que suelo complementar a final de año con otra aportación extraordinaria. Mira, yo no soy en absoluto una persona supersticiosa, pero créeme que aportar aunque solo sea una pequeña parte de lo que tienes a otras personas que lo necesitan, acaba siendo una de las mejores inversiones que puedes realizar. No sé si será el karma o si el hecho de dar crea sobre ti un halo que te predispone a recibir, pero el hecho es que te aseguro que cada vez que hago una aportación a Médicos sin Fronteras o a otra causa con la que colabore puntualmente, me acaba por llegar una buena noticia que compensa con creces esa donación. Elije tu causa e implícate con ella; aunque sea poco lo que puedas aportar, verás que la sensación de bienestar interior es incomparable.

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